domingo, 5 de septiembre de 2010

¡Fuego en la Turbina!

Es una tarde como cualquier otra. Tomamos un vuelo como de costumbre. Llegamos al aeropuerto, nos registramos, abordamos el avión, este despega. La señal de abrochar cinturones se apaga y una sobrecargo se detiene a nuestro lado, formula la pregunta de rigor: ¿carne, pollo ó pasta? Pasta, respondemos. Luego leemos una revista. Todo va muy bien y de pronto…¿Qué pasa que sucede? Un desgarrador sonido metálico inunda la cabina todo el aparato vibra de tal manera que hace temblar los dientes, las luces oscilan. Reina el desconcierto, los pasajeros intercambian miradas de espanto i hay fuego en la turbina! Entre algunos el pánico se generaliza- i la desgracia! i él dolor! i la muerte!




Posiblemente un escenario así se vivió en la cabina de un vuelo de Qantas airways que a menos de una hora de partir del aeropuerto internacional de San Francisco sufrió una explosión en 1 de sus motores. Pero el panorama antes descrito no tiene porque ser así, no es poco, sin embargo no es el caso en que solo queda esperar lo peor. No deja de ser una emergencia, pero tampoco es la peor de las fallas que puede suceder en vuelo.
En aviación ante una emergencia como esta, una de las más estudiadas, existen varios procedimientos para guardar en seguridad a la nave y a todas las personas a bordo. Independientemente, de los factores que puedan causar ese “efecto lanzallamas “se puede producir por la presencia de gasolina donde no debe de estar, apagar oportunamente el motor incendiado y vaciar el tanque de gasolina del ala donde está el problema, puede ser suficiente para acabar con el incendio, como ellos mismos dijeron en ese momento, la tripulación está capacitada para disuadir un problema como ese, es verdad que cada problema se da en circunstancias diferentes y un problema puede llevar a otro, pero no obstante la seguridad en vuelo a avanzado enormemente y la aviación viene siendo en nuestros días el medio más seguro de transporte

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